Publicado por Roberto Careaga C.
Más que la esposa del autor de Anna Karénina, Tolstaia fue su primera lectora, su editora y sostenedora en casi todas las actividades prácticas. También fue su contendora: en 1889 escribió la novela ¿De quién es la culpa? , su versión de un libro de Tolstoi que retrataba su matrimonio. Estuvo un siglo inédito. Ahora se lanza en Chile.
En 1889, el zar Alejandro III de Rusia recibió en una audiencia a Sofía Tolstaia. La esposa de León Tolstói, el más importante de los escritores del país del momento, había solicitado la cita para revertir la censura que se había impuesto sobre un libro recién publicado de su esposo, Sonata Kreutzer. Era una novela corta en la que un hombre justificaba por qué había matado a su mujer: celos. El texto se movía clandestinamente y en los círculos sociales de alta alcurnia se interpretaba como un argumento del mismo Tolstói ante ese tipo de crimen y, peor, como un reflejo del matrimonio del escritor. Al mismo tiempo la reputación de Tolstaia salía dañada, porque según el relato la mujer le había sido infiel a su esposo. Y fue por eso que Tolstaia pidió levantar la censura contra el libro: no tenía nada que esconder. La infidelidad no era lo suyo.
Y lo logró. El zar quitó la prohibición y Sonata Kreutzer empezó a circular en el último tomo de las obras completas de Tolstói. “Alguna gente ha sospechado que está inspirada en mi, otros han llegado a compadecerme. Así que quería mostrarles que de víctima, nada. Sabía de antemano que conseguiría
convencer al soberano, escribiría Tolstaia en sus diarios, que por casi un siglo se mantuvieron inéditos. Eran el testimonio de, entre otras cosas, un matrimonio lleno de contradicciones y de la oscuridad en la que vivió a la sombra del temperamento y fama del autor de Guerra y paz. Tolstaia tenía algo más que decir sobre el asunto. Escribió una novela llamada ¿De quién es la culpa?, donde narraba una historia muy parecida a la que había escrito su esposo, pero desde el punto de vista de la mujer.
Tolstaia mostró la novela a algunos cercanos, pero publicarla fue imposible. Recién salió a la luz a fines de los años 70 del siglo XX, cuando su figura emergió de una oscuridad pesada: según las versiones de los biógrafos de Tolstói, su esposa había sido una permanente fuente de problemas de todo tipo. Era una tergiversación, pues Tolstaia en realidad fue todo lo opuesto: su papel en la vida del escritor fue decisivo y no solo se ocupó de llevar la administración de sus propiedades y criar a los 13 hijos que tuvieron, sino
también de leer sus borradores y corregírlos. Llegó a copiar siete veces Anna Karénina. su rol fue el de “sacarle al genio el peso agobiante de las obligaciones cotidianas para que el genio en cuestión pueda dedicarse solo a la escritura”, cuenta la escritora argentina Selva Almada en el prólogo de ¿De quién es la culpa?, que acaba de publicar en Chile Banda Propia Editoras.
Especializada en publicar títulos de autoras olvidadas, Banda Propia lanza ¿De quién es la culpa? en su colección Perdita, que recupera “la obra de autoras revolucionarias, artistas destacadas en su oficio, mujeres adelantadas a su época, que vuelven a circular en diálogo con autoras del presente. La definición es casi exacta para el caso de Tolstaia. Y su novela es el retrato de un destino de muchísimas mujeres: “¿Este el destino de la mujer?” , se pregunta Anna, la protagonista del libro. “¿Poner el cuerpo a un niño de pecho y luego del marido? Uno detrás del otro, ¡siempre! Pero ¿dónde está mi vida? ¿Dónde está mi vida?”, añade…