Eleanor Marx: la trágica pionera del feminismo socialista | La Tercera

Te invitamos a revisar lo que escribió Andrés Gómez a propósito de ¡Siempre adelante! Escritos y cartas 1866-1897, de Eleanor Marx:

«De niña leía a Shakespeare con su padre. A los siete podía expresarse en inglés, francés y alemán. A los ocho Eleanor Marx escribió una carta al presidente Abraham Lincoln. De ojos oscuros y expresivos, amaba el teatro y la poesía, pero creció respirando el socialismo histórico junto a Karl Marx y su tío Federico Engels. El padre del marxismo solía decir que sus dos hijas mayores -Laura y Jenny- se parecían a él, pero Tussy, como la llamaba por su amor por los gatos, “soy yo”.

Nacida en Londres en 1855, la hija menor de Jenny von Westphalen y Karl Marx heredó la vocación política del padre, su fe en el socialismo y su indignación ante las injusticias sociales, pero le añadió un fuego propio: la perspectiva feminista. “Eleanor Marx cambió el mundo y al hacerlo se revolucionó a sí misma”, escribió Rachel Holmes, su biógrafa.

Feminista, socialista y sindicalista, estudiosa de Shakespeare, traductora de Flaubert y de Ibsen al inglés, Eleanor Marx fue prácticamente olvidada durante el siglo XX. Eclipsada por la figura monumental de su padre, su historia se tiñó también con su trágica muerte: en 1898, eventualmente tras discutir con Edward Aveling, el hombre que había sido su pareja por 14 años, se suicidó

A más de 120 años de su muerte, su obra es aún desconocida, pero resulta “esencial al examinar la historia de las ideas de los últimos siglos, e imprescindible para enriquecer discusiones fundamentales de la actualidad”, afirma la escritora chilena Alia Trabucco en el prólogo de ¡Siempre adelante!, un volumen de artículos políticos, discursos, ensayos literarios y correspondencia inédita en español. Paralelamente, el streaming la rescata también: la plataforma Mubi exhibe Miss Marx, filme biográfico de Susanna Nicchiarelli, cineasta y doctora en filosofía.

El libro, recién publicado por el sello local Banda Propia, recoge textos que abarcan 15 años de su vida, desde 1883, cuando conoce a Edward Aveling en el Museo Británico y hasta 1897. En ellos se ocupa de los dos grandes problemas políticos que le preocupaban: los derechos de las mujeres y los derechos de los trabajadores. A su vez, incorpora una selección de cartas de 1867 a 1898, a sus padres, hermanos y a Aveling, incluyendo su nota de muerte.»

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